Los calabacines son una de las estrellas del verano en el huerto, deliciosos y versátiles, más allá del pisto clásico.
Hoy os traemos una receta que son dos: la tortilla y el pesto, que además de utilizarse de la forma habitual con pasta se puede usar para condimentar otros alimentos.
Tortilla de calabacín
Para dos personas:
- 1 calabacín no muy grande
- 4 huevos
El calabacín se puede utilizar con o sin piel. Si vamos a usarlo con piel, conviene lavarlo muy bien. Cortarlo en rodajas finas y, sin sazonar (para que no suelte agua), cocinar con poco aceite. Yo suelo hacerlo en el microondas, unos 6-8 minutos al máximo en un cuenco tapado con agujeros para que salga el vapor, removiendo un par de veces. Tiene que quedar blandito, aunque no pasa nada si queda un poco crujiente.
Añadir los huevos batidos al calabacín, que se habrá dejado enfriar un poquito, sazonar al gusto y cuajar la tortilla como se haría con una de patata.
Pesto genovés
- albahaca gigante genovesa
- ajo
- piñones
- aceite de oliva virgen extra
- queso parmesano rallado
- una pizca de sal
Se machaca en el mortero, empezando por los ajos y la sal, añadiendo el resto de ingredientes secos, dejando para el final el queso e incorporando entonces el aceite. También se puede preparar en el vaso de la batidora: quedará más triturado pero igualmente delicioso. La idea es obtener una salsa homogénea. (Si se prepara para pasta, se puede añadir un poco del agua de cocerla, todavía templada, para que ayude a emulsionar).
Servir la tortilla con un par de cucharadas de pesto por encima y acompañada de ensalada de tomates madurados al sol.
Yo el pesto lo guardo en la nevera, me aguanta varias semanas... eso si no se lo echo antes hasta al café con leche.
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