El final del verano: abono verde

Después de las cosechas veraniegas de tomates, pimientos, pepinos, berenjenas, etc. el suelo de nuestros bancales puede necesitar una ayuda para recuperar su fertilidad. Además de elementos químicos (potasio, nitrógeno, fósforo,..) el suelo tiene que tener unas condiciones que favorezcan la existencia de los microorganismos encargados de descomponer la materia orgánica y crear humus.

El abono verde es una técnica que consiste en sembrar determinadas especies que nos ayudan en esta tarea: aportan nutrientes y sus raíces airean y aligeran el suelo.

Las especies más utilizadas pertenecen a las familias de las leguminosas, gramíneas y crucíferas. Cada una tiene distintas condiciones y aporta diferentes elementos, de manera que tendremos que comprobar tanto las condiciones y necesidades de nuestro huerto como las de las plantas que vamos a sembrar:

Leguminosas, que fijan el nitrógeno atmosférico al suelo. Se dejan crecer hasta la floración y entonces se siegan y dejan secar sobre el terreno, a modo de acolchado, pudiéndose incorporar ligeramente al suelo.

  • Veza: crece rápidamente y aporta nitrógeno. Es adecuada para zonas con pluviometría baja y suelos poco profundos.
  • Haba forrajera: triplica la cantidad de nitrógeno que aporta la veza. Su crecimiento es más lento.
  • Guisante forrajero.
Veza


Crucíferas, cuya principal característica son las raices largas y ramificadas, que rompen el suelo y ayudan a oxigenarlo. Además, tienen la capacidad de asfixiar las hierbas adventicias y aportan azufre.
  • Mostaza blanca: crece rápidamente y se pueden consumir sus hojas tiernas. Además, contribuye a luchar contra algunas plagas como los nematodos. Aporta fósforo y potasio.
  • Colza forrajera
Mostaza blanca

Gramíneas, que suelen asociarse con leguminosas, sobre todo con veza y guisante forrajero, aportando  masa vegetal. 
  • Centeno: sus raíces se desarrollan mucho, lo que ayuda a estructurar el suelo. Además, es eficaz contra la grama.
  • Avena
  • Cebada
Para cultivar nuestro abono verde, elegiremos el terreno a recuperar y esparciremos las semillas a voleo para que las plantas cubran el mayor espacio posible. Dejaremos crecer hasta antes de la floración, ya que en ese momento consumirán los nutrientes, y segaremos, triturando los restos y sin arrancar las raíces. Después, podemos dejar los restos directamente sobre el terreno o remover un poco.

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